La decadencia de la industria del videojuego
Nos hemos reunido los editores de este blog para escribir uno de los post que más lamentamos publicar.
El E3 ha terminado con un balance, a nuestro juicio, decepcionante. No recordamos un E3 más conservador en lo que se refiere a anuncios de nuevas plataformas o títulos. Es inevitable sentirse insatisfecho después de que la mayor parte de los títulos nuevos sean secuelas, remasterizaciones, reboots o remakes. A la industria del videojuego le está pasando lo mismo que le ocurre a la musical o editorial desde hace años. Están entrando en una fase de declive. Y aunque intenten culpar a la piratería de su situación, la verdadera crisis es de ideas. Ya no hay ningún videojuego nuevo, ni lo va a haber. No creo que ninguna productora de las hegemónicas vaya a atreverse a sacar títulos tan vanguardistas, atrevidos y arriesgados como lo fueron en su momento Mirror's Edge o Heavy Rain, aunque no descarto que puedan aparecer secuelas de estos.
En un mundo incierto, donde los mercados controlan la actividad empresarial de las productoras de videojuegos, no les conviene arriesgarse a a la reinvención por el miedo a un posible fracaso. El paradigma de esta actitud es Nintendo, que si bien arriesga con su hardware y la forma en la que nos presenta sus contenidos, nos lleva vendiendo los mismos juegos de Mario desde hace 30 años. Misma historia, mismos personajes y algunas chorradas más para sacar de la chistera un nuevo videojuego. Pero este hecho no solo es representativo de Nintendo. Game Freak, Assassin's Creed de Ubisoft o Activision con la saga de Call of Duty también reflejan a la perfección la idea que queremos transmitir.
El declive de la industria videojueguil que pronosticamos es una inferencia directa de los datos que hemos recopilado del E3. Parece insuficiente pero muestran ciertos paralelismos con la crisis de otros sectores culturales como el editorial y el musical. La decadencia en estos sectores se manifiesta de las siguientes formas:
- Sobreorientación al mercado: En cualquier sector cultural, las obras que se realizan se tienen que crear pensando en sí mismas, en su calidad (orientación al producto) más que en un público mayoritario al que le vaya a gustar. Esto se traduce en un menosprecio al consumidor objetivo. Al intentar contentar al mercado, se olvida de los consumidores objetivos que son los que verdaderamente sabrían apreciar el esfuerzo y calidad de los productos. En el mercado discográfico esto se ve claramente tras la aparición de "cantantes" como Justin Bieber. Su contrapartida en el mundo editorial sería Dan Brown. Basura disfrazada de superventas para un público sin criterio ni conocimientos.
- Conservadurismo que se refleja en que el número de estudios de desarrollo esté cada vez más concentrado, las sagas se perpetúan hasta que pierden sentido porque se siguen vendiendo. Esto ha provocado que la séptima sea una generación excesivamente continuista. También es cierto que algunos juegos que han intentado salir de esta tendencia, han fracasado, económicamente hablando. Este problema es más preocupante en la industria discográfica y editorial donde las empresas tienen que seguir rentabilizando a sus artistas hasta el infinito y más allá. Y me refiero a todas las obras, supuestamente originales que se lanzan póstumamente. J.R.R Tolkien creo que ha escrito más libros muerto que vivo; Michael Jackson y Amy Winehouse también lanzan canciones inéditas de dudosa interpretación. Esto todavía no es un problema en la industria videojueguil, relativamente joven, en comparación. Pero no descartamos que Nintendo saque algún juego presuntamente creado por Miyamoto, después de su muerte.
- Formas alternativas de ingresos: cuando a las desarrolladoras se les acaban las ideas para crear juegos nuevos y solo tienen capacidad técnica para lanzar un juego al año, tienen que obtener ingresos de otra forma. En el caso de los videojuegos, sacan DLCs de pago, en las editoriales lanzan colecciones y recopilaciones; en las discográficas producen discos de grandes éxitos.
- Ciclos de lanzamiento reducidos para satisfacer al mercado siempre sediento de carne fresca aunque al final lo nuevo no sea nada más que algo viejo con pequeños retoques. Esta gran velocidad que toman los desarrollos provoca un notable descenso de calidad.
Tras analizar los síntomas que claramente apreciamos en la inminente oferta de videojuegos, debemos reflexionar y plantearnos si el futuro va a ser tan catastrófico como prevemos. En primer lugar podríamos dudar de los datos analizados. Podrían no ser representativos del mercado, o para expresarlo de otra forma, llega la decadencia al sector o solo al E3? Parece que el E3 ya no es lo que buscan las compañías desarrolladoras. Más que una feria parece un escaparete para promocionarse, para demostraciones técnicas y alardear de pomposos datos de ventas. Esto lleva a que, por ejemplo, Sony anunciara contra todo pronóstico la PS3 (slim) en la Gamescom en vez de en el E3. Además debemos fijarnos en que este año, casi todas las empresas participantes han celebrado conferencias pre-E3 en las que ya han desvelado gran parte de sus novedades.
El E3 parece condenado al olvido. Por una parte es algo positivo para las empresas del sector porque si todas anunciasen sus novedades a la vez, es inevitable que la competencia informativa provocase que muchas novedades no tuvieran toda la importancia que merecerían. Independientemente de que el E3 ya no sea lo que una vez fue, la más importante feria del videojuego, este argumento no rebatiría nuestra teoría porque la gran cantidad de títulos que se han presentado en el E3 tienen que ser representativos, es decir, que es difícil que se hayan guardado muchos ases en la manga para presentar en otro momento. De todas formas, en este blog creemos firmemente en la validez de estos datos y en que la industria japonesa del videojuego atraviesa su peor momento.
Lo que me parece más importante es poder discernir si este declive del sector es estructural o coyuntural. Parece que estamos ante el final del ciclo de las consolas de 7ª generación y esto podría explicar el conservadurismo de las empresas desarrolladoras y el desencanto de los últimos videojuegos. Es poco rentable invertir en un producto moribundo cuando saben que en un año va a llegar la siguiente generación de consolas con mejores prestaciones que las harían un producto mucho más apetecible. Desde este blog, esperamos que se trate de esto y las novedades en videojuegos lleguen con la siguiente generación de consolas.
Es patético por parte de las empresas de videojuegos que traten de una forma tan infantil a los jugadores. La industria del videojuego ya lleva sufientemente tiempo en el mercado como para que sus usuarios hayan alcanzado cierta madurez (en sus gustos, no en su comportamiento que nunca dejará de ser friki). Es ahora cuando hay más flexibilidad a la hora de lanzar títulos extravagantes. hace una década, juegos como el 3D Dot Hero o el reciente Tokyo Jungle habrían sido impensables. Es ahora cuando la industria tendría que apostar por estos títulos y no lo hace... O al menos no todos. La excepción la podemos encontrar en los juegos indie.
Tanto si este bache por el que atraviesa el sector del videojuego se trata de un mal momento o si se convierte en un mal estructural, todavía hay esperanzas. Los indie games son juegos muy casuales pero como están desarrollados por pequeñas compañías con reducidos presupuestos, buscan la calidad y originalidad para diferenciarse. Los juegos casuales sirven para pasar el rato mientras llega el autobús, no son los típicos juegos que estés jugando durante largas sesiones y eso es lo que pretendemos, pasar un buen rato hasta que llegue la siguiente generación de consolas que, con suerte, estará acompañada de todos los juegos que tenían que haber sido presentados este E3.
Escrito por los editores de lunaticgeek.com