Ubuntu está confuso
Tan confuso que se hiere a sí mismo.
Hace unos días se ha congelado la lista de novedades previstas para incluir en Ubuntu 15.04 pero esos cambios no van más allá de las obligadas actualizaciones, lanzadas en su mayoría por desarrolladores ajenos a Canonical. La migración a systemd, el gran hito que iba a marcar la principal novedad de la distribución no está preparado y no ha pasado el corte, aunque se están planteando seguir intentando que llegue a 15.04 fuera de calendario.
Por lo demás, lo único que vale la pena señalar es la actualización de las apps de Gnome, que no sé hasta que punto van a ser conflictivas con Unity. Quizás la gente acabe echando de menos las versiones antiguas... Nunca lo sabré de primera mano porque no pienso perder el tiempo actualizando el sistema. No lo hice en octubre, con 14.10 y la futura 15.04 parece que va a ser una versión igualmente decepcionante.
Por lo demás, lo único que vale la pena señalar es la actualización de las apps de Gnome, que no sé hasta que punto van a ser conflictivas con Unity. Quizás la gente acabe echando de menos las versiones antiguas... Nunca lo sabré de primera mano porque no pienso perder el tiempo actualizando el sistema. No lo hice en octubre, con 14.10 y la futura 15.04 parece que va a ser una versión igualmente decepcionante.
Canonical eligió tomar un camino fuera de sus posibilidades. Ser el primer sistema operativo universal, que funcionara en PCs, tablets, smartphones y TVs indistintamente. A pesar de las magníficas intenciones de Canonical y de que esta estrategia sería pionera y revolucionaria, la realidad les está demostrando la amarga verdad que vengo pregonando desde el principio. Canonical no está preparada para cumplir los objetivos que se fijaron.
Sin embargo, el mayor problema de Canonical no ha sido su megalomanía estratégica sino su tozudez, que provoca que no corrijan su error. Y mientras siguen enfrascados en programar versiones para hardware que ni llega ni se le espera, descuidan la pieza central de la organización. La versión para PC parece abandonware. Más les valdría dejar de sacar versiones cada seis meses y centrarse en las LTSs aunque la mayoría de usuarios demanda cambios en sentido contrario, que acerquen su ciclo de desarrollo al de rolling release.
Es especialmente hiriente la obsesión por lanzar Ubuntu Phone en un mercado saturado de marcas y sistemas operativos. La condescendencia de casi todos los blogs linuxeros tampoco ayuda a Canonical a encontrar de nuevo el buen camino. No hay que pensar que Canonical ha triunfado en el mercado de smartphones con el BQ aunque se haya agotado. La única razón de que durara 10 minutos en las estanterías es que BQ tenía tan poca confianza en el Ubuntu phone que solo lo va a comercializar en cantidades ínfimas para no tener que quedarse con un stock al que no pueda dar salida.
Pero la crítica gratuita no va conmigo. Siempre hay alternativas y sería muy cínico si no dijera cuáles me parecen más adecuadas. Los cambios del Raspberry Pi 2 han sido pocos pero vitales y uno de los que menos se ha escrito es sobre el "nuevo" juego de instrucciones ARMv7 que utiliza el procesador del Pi. Esto permite instalarle Ubuntu, como ya se hacía antes con el BeagleBone. Lo que Canonical debería plantearse es renunciar a sus proyectos secundarios, asumir ese coste irrecuperable y empezar a trabajar en una versión específica y oficial de Ubuntu para Raspberry. Este proyecto es asumible en términos económicos y de tiempo. Ya se han vendido 5 millones del primer Raspberry Pi y con un precio tan bajo y unas mejoras tan notables, no me extrañaría que esas cifras se volviesen a dar con la segunda versión. Ni en sus mejores sueños van a conseguir vender 5 millones de Ubuntu phones pero el proyecto del Raspberry le falta lo que más le gusta a Canonical en este momento y que es lo que explica su estancamiento. Ese aspecto superguay, trendy, cool de hacer un sistema operativo para smartphones. Canonical es una fashion victim y debería enterarse de una vez, volver al mundo real y empezar a trabajar en proyectos que todos sus usuarios pudiesen valorar y disfrutar.