Al principio, este blog utilizaba el subdominio que le asignaba blogspot, una solución poco elegante y menos profesional. Por casualidad, me regalaron un año de registro en el TLD .es. Mi experiencia fue satisfactoria y decidí migrar a un dominio más neutro, el .com que sigo utilizando desde hace ya siete años no solo en este blog sino como dominio de mi curriculum, de mi DDNS y un par de servidores privados más, aparte de mi correo electrónico corporativo de G Suite (anteriormente Google Apps).

Desde que decidí dar el salto al .com tenía claro que iba a registrarme en GoDaddy por ser la empresa líder del sector y por su imbatible oferta inicial de 1$ el primer año. Hasta ahora no he tenido problemas con el servicio, más allá de las inevitables críticas a su CEO y estrategia corporativa, nada que no se pudiera compensar con un buen servicio a un precio competitivo. 

El problema ha surgido la semana pasada, cuando he ido a renovar mi contrato por otros dos años más y me he encontrado con la tarifa más disparatada que he visto nunca para un dominio .com. Pero para ponerlo en perspectiva, vamos a revisar mi historial de pagos a Godaddy, desde que adquirí el dominio, en la siguiente tabla:

La subida de precios se situaba en unos 10€ al año, cifra con la que me sentía cómodo y que suele ser la más habitual entre la competencia. Por eso, mi sorpresa fue mayúscula cuando me pidieron renovar por 39.03€, casi el doble que hace dos años, una tarifa ridículamente alta que me llevó a trasferir el blog a otro registrador. Fue una decisión inmediata ya que sólo había elegido Godaddy por el precio. Al fin y al cabo, el registrador no hace nada. Es un negocio totalmente artificial basado en concesiones administrativas. No prestan ningún servicio. Solo se paga para que le digan al ICANN la nueva fecha de expiración. Este impuesto revolucionario de internet se alimenta de la ingenuidad de los administradores que terminan activando la renovación automática del dominio para que no se les olvide y evitar perder el tiempo con tareas burocráticas. Más de uno ha acabado llorando cuando le ha venido la factura de renovación del dominio.

Como es un dato público, no me importa decir que mi nuevo registrador es namecheap. Aunque no es el más barato, todos los años hacen donaciones a la EFF, así que no me importa pagar un poco más. Aún así, ahorro una buena cantidad. En caso de transmisión, no se pueden contratar dos años porque el primero tiene precio especial. Con todo incluido he pagado 8.70€ y el año que viene renovaré por dos años, como solía hacer en Godaddy, por unos 20€, dependiendo del tipo de cambio. La mitad que en GoDaddy. 

La transmisión no ha sido laboriosa y el cambio no ha provocado downtime ni problemas porque utilizo los DNS que me ofrece mi CDN, por lo que recomiendo a todo el mundo que vigile atentamente los cambios de precios de las renovaciones de sus dominios y que no se lo piense a la hora de migrar a otro más barato. Personalmente, espero que en el futuro aparezca una servicio como Let's Encrypt pero dedicado al registro de dominios. Lamentablemente, los impedimentos técnicos son insignificantes en comparación con los legales y burocráticos por lo que no creo que esto pueda ser una realidad a corto plazo.